Y entonces me descubrí mirándome. Allí estaba yo, en pie, justo en frente del espejo donde siempre te imaginaba. Entonces tus formas tenían el sentido perfecto, al compás que marcaba el movimiento de los velos que cubrían las ventanas. Como parte de un plan astutamente preparado, te imaginaba siempre con la cantidad justa de luz... la suficiente como para que yo, cual director de fotografía, pudiese componer el resto.
Me descubrí mirándome y puse el empeño suficiente para descubrirme al detalle. Durante un minuto centré toda mi atención en mis ojos, grandes, de tonos melosos, y fue cuando por primara vez te descubrí en mí. Allí estabas tu, en cada movimiento, en cada parpadeo y en cada uno de los pasajes de mi cuerpo...
Quizás te había idealizado tanto que " de a poquito" me fui componiendo contigo hasta que descubrí que estaba completamente hecha de pedacitos de ti.